Mi abuelo alcohólico en ciencia ficción

by Eduardo Febres

cover-image

No sé cuánto tiene de autobiográfico, en verdad. Cuando empecé (ayer) a notar lo cercano de la analogía, asumí a priori que alguno de los creadores de Rick y Morty también tuvo un vínculo muy estrecho con un abuelo con vuelo imaginario, lúdico y alcohólico. Y con el cuero pelado en la zona sagrada que se tapan algunas religiones monoteístas, rodeado de pelo gris casi abundante y en desorden.

En todo caso asumí que a partir de traumas o afectos o mitos familiares parecidos, él o ellos, desarrollaron una narración totalmente emancipada de la dimensión testimonial y verificable. Una narración que por esa vía resulta, digamos, después de varias tachaduras, más digna, más divertida, y capaz (pisando la chola del juicio negativo o el agravio comparativo), quizá, finalmente, más honesta.

Yo cuando quise contar la historia de mi abuelo alcohólico, intenté fundamentalmente decir la verdad. Que en las recurrencias obsesivas del azar, parece a veces ficción, o un cliché de la ficción.

imagen de mi abuelo Febres

Pero también, por instantes, ciencia ficción: desde que escribe su nota de suicidio en una ficha de una máquina perforadora IBM (computadora arcaica, donde los unos son perforaciones y los ceros, el recuadro sin perforar), y las pocas veces que he registrado, digamos, manifestaciones suyas en el registro del muerto milagroso andino, ha sido siempre en máquinas:

  • en la pantalla del teléfono que me prestan cuando me volteo manejando el que había sido su volks wagen escarabajo amarillo
  • en la que imprimió el carnet del periódico histórico de la oligarquía y el genocidio argentino donde quise trabajar, y de donde él borró su nombre (decía Eduardo Muñoz)
  • en Google, cuando hace catorce años se me ocurrió googlearme, y apareció él, y la noticia de un árbol genealógico que se remonta hasta el siglo XV, en lo que hoy es Bélgica: la historia alrededor de la que se arma todo mi primer blog.

No tenía más razón para contarlo que haberlo pensado. Pero ahora, con la foto encuentro que un creador de Rick y Morty justo ayer se vió envuelto en un escándalo, por haber filmado, hace ocho años, un corto que hace apología al abuso sexual infantil.

Y me da entre risa y dentera releer a partir de eso la duda inicial sobre su serie: “No sé cuánto tiene de autobiográfico, en verdad”.